PLACA TECTÓNICA EN MÉXICO SE PARTE TRAS TERREMOTO

El fenómeno es tan raro que los científicos ni siquiera le tienen un nombre definido.
Ocurrió en la madrugada del 8 de septiembre de 2017. Ese día, un terremoto de magnitud 8,2, el más fuerte en un siglo, sacudió la costa oeste de México.
El epicentro estuvo en aguas del golfo de Tehuantepec, a 137 kilómetros al suroeste de Tonalá, en Chiapas.
Al menos 61 personas murieron en los estados de Oaxaca, Chiapas y Tabasco, según las autoridades.
La zona es propensa a los temblores y este, además de ser trágico, le genera nuevas preguntas a los sismólogos.

Cuando las placas tectónicas se superponen, la que queda por debajo comienza a hundirse.
Cuando esto ocurre, la parte superior de la placa se estira y la parte de abajo se compacta.
Es como si uno tomara un borrador de goma y lo doblara. En la parte de arriba veremos que se estira e incluso se forman pequeñas grietas.
De igual manera pasa con las placas. Mientras se hunde, es común que ocurran sismos en la parte de arriba, que es la zona que se está estirando.

Pero una investigación publicada recientemente revela que lo de Tehuantepec fue distinto.
"Es contrario a lo que pensábamos que era posible", le dice a BBC Mundo el geofísico Diego Melgar, profesor de sismología en la Universidad de Oregón (EE.UU.) y autor principal del estudio.
"Lo que fue diferente en este sismo fue que la falla no solo fue en esa parte superior, si no que continuó y cortó por completo el 'borrador', desde arriba hasta abajo".